Alicante Turismo



Bañada por el mar. La capital de la Costa Blanca es el referente de ciudad cosmopolita, abierta, receptora de gentes y acogedora cuya impronta ha dejado el Mediterráneo en los municipios costeros de la provincia. El ir y venir de barcos; el marchar y llegar de navegantes no hicieron más que sentar las bases de ese crisol de civilizaciones y culturas que hoy es Alicante y que, con una simple vuelta por la ciudad, se aprecia de un vistazo.

Manchegos, andaluces, madrileños, catalanes, gallegos, asturianos, desde España; alemanes, irlandeses, ingleses o italianos, desde Europa; colombianos, brasileños, argentinos o uruguayos, desde Sudamérica,... son sólo algunas de las procedencias de los que una vez que llegaron a esta tierra no han querido dejar una ciudad que les acogió como suyos.

Y en esto, en no marchar, ha tenido mucho que ver la luz de Alicante que ilumina 365 días al año las cuatro playas -Playa de El Saladar-Urbanova, El Postiguet, La Albufereta, La Almadraba, y Playa de San Juan- que en 15 kilómetros se distribuyen por el litoral alicantino. Cada una con sus peculiaridades y singularidades que hacen que cada una de ellas tenga una fotografía propia: Urbanova tiene sus dunas, El Postiguet al Castillo de Santa Bárbara como centinela, la Albufereta aparece hundida sobre la carretera, La Almadraba es roca y cristalino, mientras que San Juan es amplitud.

Una paz y una calma que son necesarias para conocer el patrimonio arquitectónico que se esconde en la misma ciudad y para el que hay que tener buen ojo y buena guía para descubrir. Varias rutas lo permiten. La del casco antiguo recorre el Ayuntamiento, el Convento de las Monjas de la Sangre, la Concatedral de San Nicolás, la calle Labradores, el Barrio de Santa Cruz y Ermita de Santa Cruz, la de San Roque, el Museo Aguas de Alicante, la Basílica de Santa María y el Museo de Bellas Artes (MUGAG).

El recorrido de las viejas murallas de la ciudad, que tras su destrucción propiciaron el Alicante del XIX, comienza en la Explanada y prosigue por la Rambla, Plaza Gabriel Miró, Teatro Principal, Mercado Central, Plaza de los Luceros, Diputación de Alicnate, Museo de las Hogueras.

Estas dos rutas son sólo dos ejemplos de las que se pueden practicar en Alicante y en las que siempre se descubre algo nuevo: una placa, una frase, una firma, un detalle,... Porque Alicante es una ciudad viva, que cambia y que crece, como muestran sus noches de ocio en las que el Casco Antiguo y las zonas náuticas, como el Muelle de Levante, o el espacio de la Volvo, son polos atrayentes de gente con ganas de divertirse.

Gente que si viene y prueba la ciudad tendrá el sabor de ese trago el resto de sus vidas. Gente, en definitiva, que han recorrido Alicante.